El Arcipreste de Hita. Doña Endrina. Mayo de 2022.

En el siglo XIII, narrado con la belleza del castellano antiguo, nació este poema que nos transmite una historia que viene repitiéndose desde hace miles de años. El rito varía según la época y el lugar; a veces gana en gracia, a veces en elegancia... dependiendo del contexto en el que se desenvuelve.

 

Chico enamorado de chica la ve en la calle.

¡Ay, Dios!. ¡Quán fermosa viene Doña Endrina por la plaça!.

¡Qué talle, qué donaire, qué alto cuello de garça!.

¡Qué cabellos, qué boquilla, qué color, qué buenadança!.

Con saetas de amor fiere quando los sus ojos alça.

 

Pero tal lugar non era para fablar en amores;

a mí luego me venieron muchos miedos e tenblores:

los mis pies e las mis manos no eran de sí señores,

perdí seso, perdí fuerça, mudáronse mis colores.

 

Unas palabras tenía pensadas por le dezir,

el miedo de las conpañas me façién al departir;

apenas me conosçía nin sabía por do´ ir:

con mi voluntat mis dichos no se podían seguir.

 

Con mucho nerviosismo, se arranca a hablarle:

En el mundo non es cosa que yo ame a par de vos;

tiempo es ya pasado, de los años más de dos,

que por vuestro amor me pena: ámovos más que a Dios;

non oso poner persona que lo fable entre nos.

 

Con la grant pena que paso vengo a vos dezir mi quexa:

vuestro amor e deseo, que me afinca e me aquexa,

no s´me tira, no s´me parte, non me suelta, non me dexa;

tanto más me da la muerte quanto más se me alexa.

 

Señora, yo non me atrevo de decirvos más razones

fasta que me respondades a estos pocos sermones:

dezitme vuestro talante, veremos los coraçones.

Ella dixo: Vuestros dichos non los preçio dos piñones.

 

La chica argumenta su, tajante y poco cortés, negativa:

Bien así engañan muchos a otras muchas Endrinas:

el omne tan engañoso así engaña a sus vezinas;

non cuidedes que só loca por oir vuestras parlinas;

buscat a quien engañades con vuestras falsas espinas.

 

El chico contraataca (es de gran tenacidad y rica verborrea) y obtiene una pequeña victoria:

Yo le dixe: Ya señuda, anden fermosos trebejos:

so los dedos en las manos, pero non todos parejos;

todos los omnes non somos de unos fechos nin consejos:

la peña tien´ blanco e prieto, pero todos son conejos.

 

Señora, que m´ prometades, de lo que de amor queremos

que, si ovier´ lugar e tiempo, quando en uno estemos,

segund que lo yo deseo, vos y yo nos abraçemos:

para vos, non pido mucho, ca con esto pasaremos.

 

Esto dixo Doña Endrina: Es cosa muy provada

que por sus besos la dueña finca muy engañada:

grande ençendimiento pone el abraçar al amada,

toda muger es vençida desque esta joya es dada:

 

esto yo non vos otorgo, salvo la fabla, de mano;

mi madre verná de misa, quiérome ir de aquí temprano:

non sospeche contra mí que ando con seso vano;

tiempo verná que podremos fablarnos este verano.

 

Fuese la mi señora de la fabla su vía;

desde que yo fue nasçido, nunca vi mejor día,

solaz tan plazentero e tan grande alegría:

quisom´ Dios bien guiar e la ventura mía.

 

Y ahora, unos consejos (a jóvenes y maduros) para mantener vivo el amor:

Si la non sigo, non uso, el amor se perderá;

si veye que la olvido, ella otro amará:

el amor con uso creçe, desusando menguará;

do la muger olvidares, ella te olvidará.

 

Do añadieres la leña creçe sin dubda el fuego;

si la leña se tirare, el fuego menguará luego:

el amor e bienquerençia creçe con usar juego;

si la muger olvidares, poco preçiará tu ruego.

 

Juan Ruiz, Arcipreste de Hita.

Aquí dise de cómo fue fablar con doña Endrina el arçipreste.

Libro de Buen Amor.

 

 

Carpe Diem.

Sergio.