Góngora fue el máximo representante del culteranismo barroco. Era normal en él recurrir a cultismos léxicos y sintáxticos lo que hace que gran parte de su poesía sea compleja y de dificil lectura. Por eso me sorprendió encontrar este poema con su firma, podríamos decir que se trata de una narración que nos brinda un viaje a la infancia de hace cuatro siglos.
Hermana Marica,
mañana, que es fiesta,
no irás tú a la amiga* *miga: escuela de niñas
ni yo iré a la escuela.
[...]
Iremos a misa,
veremos la iglesia,
darános un cuarto
mi tía la ollera.
Compraremos dél
(que nadie lo sepa)
chochos y garbanzos
para la merienda;
y en la tardecica,
en nuestra plazuela,
jugaré yo al toro
y tú a las muchecas* * muñecas
con las dos hermanas,
Juana y Madalena,
y las dos primillas,
Marica y la Tuerta.
Y si quiere madre
dar las castañetas,
podrás tanto dello
bailar en la puerta.
Y al son del adufe
cantará Andregüela:
<< no me aproveccharon,
madre, las yerbas>>.
[...]
Jugaremos cañas
junto a la plazuela,
porque Barbolilla
salga acá y nos vea;
Bárbola, la hija
de la panadera,
la que suele darme
tortas con manteca,
porque algunas veces
hacemos yo y ella
las bellaquerías
detrás de la puerta.
Luis de Góngora y Argote.
Hermana Marica.
Carpe Diem.
Sergio.